Paso 1. Reúna a los delegados de las 8 asambleas municipales de la provincia y entréguele una boleta donde aparezca un solo candidato.
Paso 2. Entregue a los candidatos un lápiz para que marquen en la única casilla, porque la yema del dedo no hace magia.
Paso 3 y Final. Proclame que el voto fue “libre, directo y… voluntario”.
Chávez, un ex oficial de la CIM expulsado por corrupto y borracho, tomó el podio del Gobierno Provincial como miembro del Consejo Electoral y proclamó el resultado ante un público que parecían los dolientes de una funeraria. Desde hacía días estaba hecha la elección cuando, en horas del mediodía y a puertas cerradas, se definió a Yolexis Rodríguez Armada como Gobernadora y a Rolando Rajadel Alzuri como Vicegobernador. Basta con ver la boleta donde aparecían el nombre de los antes mencionados solamente. Lo que sucedió el día 4 de mayo en la mañana se puede definir como el espectáculo más decadente de una oclocracia. Entre un desfile por el primero de mayo encabezado por los vientres enormes de los dirigentes y la retaguardia de trabajadores famélicos, esperpentos de cajas mal pintadas y carteles decrépitos, con una asistencia tan mínima en la que lucían más escolares que adultos, podemos confirmar de que el gobierno cubano llegó al final. No queda ni un sólo vínculo emocional entre la población y la masa de dirigentes en funciones. La desconexión es tan completa y abrumadora, que parece estamos viendo a dos especies sociales diferentes: el pueblo por un lado y cerdos humanoides por otro.
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