El Poder Popular de Cruces disfruta de banquetes de comida en el Cosmopolita mientras el pueblo se muere de hambre. Ellos sí que pueden llenar el pechugón, por el arduo trabajo de mantener la miseria ajena. Parecen la corte de un feudo, con sus ridículos atuendos que caminan entre moscas, piojos, dengue y miles de hambrientos en el Pueblo de los MOLINOS. ¿Saben qué eso? La corte de la indolencia, la claque de la depravación humana. El rastrojo de un caldo maldito producido por ese régimen ya en sus estertores finales, si es que respira. Me cuentan que la fábrica de Gofio será convertida en una repostería, a lo Doña Nelly. ¿De dónde sacarán los huevos para hacer merengue? ¿Y el azúcar? Ni se hable de la harina. Hay que estar loco para invertir en un lugar, cuando la misma Dalemys Alonso, presidenta del Poder Popular, dijo por ahí que no quería ver una Mipyme vendiendo en la feria “los sábados”. Hay que ser incauto para confiar el dinero en las manos de esta gente. Durará, lo que perece un merengue en la puerta de un colegio.
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