Se supone que quien ocupe el cargo de Director de Seguridad Social, sea capaz de quitarse el pan para dárselo al prójimo, pero no es el caso de Adrian Avalos, a quien le queda entallado el refrán boricua: “Más ayuda, el que no estorba”. Demasiados reclamos de desamparo no pueden estar equivocados y, aunque el actual director de Seguridad Social muestre por el día un rostro, hay más de dos caras en un personaje calculador que no trabaja para nadie, sino para su ombligo. Ustedes verán: cuando la instalación masiva de teléfono, puso a su mamá (que vive en Cruces) en el listado de Maltiempo como que vivía por allá, al lado de un tío de él. Esta movida le facilitó conseguir la instalación telefónica que luego, poco más o menos un mes, trasladó para Cruces. En 2019 con el asunto de las cocinas de inducción, hizo pasar a varios trabajadores suyos, familiares y amistades como si fueran casos sociales. Esto llegó al gobierno local y hubo que confeccionar nuevamente la lista con las personas que verdaderamente calificaban como “casos sociales”. Pero ahí no para la cosa, pues a su esposo, quien es el actual fiscal del municipio, lo puso como trabajador social junto con su hermana, negándole el acceso laboral a personas ajenas a su círculo intimo. Si no ha concluido aún, Adrian Avalos está en el proceso de convertirse en Militante del PCC sin embargo, no envió a la persona que en su cuadra debía de verificarlo, sino un poco más lejos, en un lugar donde apenas lo conocían. En todo este tiempo, Adrian Avalos ha convertido Seguridad Social en una empresa particular. En ocaciones déspota con sus trabajadores, indolente con discapacitados o personas en grave estado de necesidad, a quienes simplemente no atiende. Muchos de esos casos han ido a parar al tribunal. Este tipo de saltamontes parido por el sistema, son como las plagas que arrasan por donde caen. Más es el daño que el beneficio; más sembrando ruina, que humanidad. ¿Cuál será el próximo salto de Adrian Avalos? ¿Dónde caerá?
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