La seguridad del estado tanto de Cruces, como de toda la provincia de Cienfuegos, está utilizando a delincuentes comunes para realizar “trabajitos”. Estamos hablando de violadores, asesinos, ladrones, gente crápula de verdad que, ha cambio de colaborar para el MININT, pues le dejan hacer ciertas cosas. El problema es que el asunto se le ha ido de las manos al MININT. Esto no es nuevo. Desde siempre la seguridad del estado ha usado este tipo de elementos para sus ejercicios de penetración, tanto en la cárcel, como en la calle. Pero en los últimos años, según la fuente que confirma este dato, se está dando un caso dramático: deserción en los cuerpos militares, policías que piden la baja, oficiales del MININT que buscan su liberación bajo cualquier pretexto. El barco se hunde y cada quien trata de salvar su pellejo, pero mientras tanto, en su intento por llenar esos engranajes que necesita el sistema para mantener su represión, le ha dado carta blanca a ciertos delincuentes a cambio de licencias moderadas. Esas licencias incluyen dejarlos hacer negocios turbios a cambio de un chivatazo; lo que ocurre es que muchos delincuentes van más allá, y creyéndose amparados por la protección de la seguridad del estado, cometen delitos que en estos momentos ni las mismas autoridades pueden controlar.
Delincuentes comunes al servicio de la seguridad del estado cubano
La seguridad del estado tanto de Cruces, como de toda la provincia de Cienfuegos, está utilizando a delincuentes comunes para realizar “trabajitos”. Estamos hablando de violadores, asesinos, ladrones, gente crápula de verdad que, ha cambio de colaborar para el MININT, pues le dejan hacer ciertas cosas. El problema es que el asunto se le ha ido de las manos al MININT. Esto no es nuevo. Desde siempre la seguridad del estado ha usado este tipo de elementos para sus ejercicios de penetración, tanto en la cárcel, como en la calle. Pero en los últimos años, según la fuente que confirma este dato, se está dando un caso dramático: deserción en los cuerpos militares, policías que piden la baja, oficiales del MININT que buscan su liberación bajo cualquier pretexto. El barco se hunde y cada quien trata de salvar su pellejo, pero mientras tanto, en su intento por llenar esos engranajes que necesita el sistema para mantener su represión, le ha dado carta blanca a ciertos delincuentes a cambio de licencias moderadas. Esas licencias incluyen dejarlos hacer negocios turbios a cambio de un chivatazo; lo que ocurre es que muchos delincuentes van más allá, y creyéndose amparados por la protección de la seguridad del estado, cometen delitos que en estos momentos ni las mismas autoridades pueden controlar.
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