Poco antes de la medianoche de este jueves, 9 de febrero, partió de regreso a la Santa Sede el Eminentísimo Cardenal Beniamino Stella, enviado del Papa Francisco que había llegado a Cuba al cumplirse 25 años de la primera visita de un Papa al último bastión comunista-dogmático de la historia.
San Juan Pablo II había atendido la petición del tirano Fidel Castro en 1995, cuando quedó solo y maltrecho al perder sus pedestales económicos e ideológicos tras el derrumbe de la URSS y sus satélites europeos.
Su Santidad, que perdonó a tiempo las ofensas históricas del dictador contra Cristo y sus seguidores cubanos, vino a la Isla en enero de 1998 con un espíritu pastoral reconciliador y lleno de afectos, esperanzas y caridad. Parecía que la vida de este sufrido pueblo iba a cambiar.
Entonces, nos recordó: "la persona se define principalmente por su responsabilidad ante la historia".
Tres Papas han venido a Cuba en estos 25 años. Tratando de impulsar y fortalecer la misión de la fe y la religión en la vida nacional y el quehacer específico de cada miembro de la sociedad civil.
Pero continuamos atascados entre (bajo, diría mejor), ruinas de un dogma indigerible.
Particular relevancia encierra un mensaje dejado por el Cardenal Stella:
"la historia del pueblo cubano ha tenido la dicha de que independencia y libertad surgieran juntas en el pensamiento de los fundadores de esta amada nación. No se puede subordinar la libertad a ningún cálculo de intereses, coyunturas o esperas a mejores tiempos para propiciarla".
La prensa oficial, omisa a todo viento alentador ajeno a su rancio discurso totalitario, ¡ni una mención! a tanta palabra clave como enfoque de CAMBIO VERDADERO.
(Monitor Cubano)
El grupo que controla las comunicaciones se prensa en Cuba se rige por un patrón o matriz trazada por el partido comunista. Fuera de sus intereses ideo-políticos, nada es de interés noticioso para ellos. Más bien perturbador cuando no coinciden
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