Pronto a derrumbarse el Hotel Cosmopolita del pueblo de Cruces


Quienes nacimos en los 80 del siglo pasado estamos acostumbrados a ver estas ruinas. Edificios locales que con el paso del tiempo se han ido deteriorando hasta caer en pedazos, pero que nunca llegaron a trasmitirnos, por una cuestión generacional, esa conexión emotiva. Estaba allí cuando nacimos y nunca fuimos parte del esplendor que los vio surgir. Un dolor diferente se produce en el alma de otros cubanos, aquellos que retienen en su memoria un vínculo de historias relacionados con ese lugar. Para ellos, ver el ocaso final de nuestro patrimonio, como le sucede en estos momentos al antiguo edificio Cosmopolita del pueblo de Cruces, produce una gama de tristes sentimientos. No es un pedazo de piedra el que va a caer o una fachada del edificio la que está por derrumbarse, sino memorias enteras que se borran de la historia colectiva. Alguien puede argumentar que no hay edificio que dure mil años y muy probable que, de no haberse entronizado una dictadura comunista en Cuba, los antiguos dueños del Hotel Cosmopolita hubieran construido un edificio más moderno. Puede ser, pero también hubiesen sido capaces de mantener lo que hoy se derrumba ante nuestros ojos. Porque no ha sido el tiempo el “culpable” de reducir a escombros una joya del patrimonio de Cruces, sino el abandono. 

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