Doctora de Cruces acaparó medicina mientras morían pacientes


La responsable de la muerte de cientos de crucences durante la pandemia tiene un nombre y se llama: Yaniuska González Lopez, culpable de haber acaparado en su casa de la Loma de Tola decenas de cajas con vacunas y medicamentos para tratar el virus, impidiendo así que miles de personas accedieran a ellos. Además de las vacunas como Abdala y de procedencia china, llevó a su casa antibióticos y cuanto recurso médico caía en su poder. Tenía todas las ventajas a su disposición, pues era la directora del policlínico de Cruces en aquel momento y contaba con el respaldo incondicional del Poder Popular del municipio al ser nombrada delegada, y tener bajo su cargo la Circunscripción #34.
 
Yaniuska González López vendía los recursos médicos destinados al pueblo de Cruces a un precio exorbitante en el mercado negro. Tenía sus cómplices como una tal Nimia, jefe de enfermeras y Mairelis, la jefa de farmacia del policlínico. En este lucrativo negocio entraba el de la comida, pues acaparaba los alimentos que eran enviados a los centros de aislamiento Motel Maltiempo y el Politécnico Caracas. 
Un defalco tan alarmante llamó por fin la atención del DTI municipal. La versión que tenemos es que después de hacer algunas averiguaciones, realizan un registro en la casa de Yaniuska donde encuentran infinidad de vacunas vencidas y no vencidas, jeringuillas, antibióticos con los que no contaba el municipio para atender a personas contagiadas, sobre todo en los centros de aislamiento antes mencionados. La investigación llevó al descubrimiento de otro lote, escondido en el techo del almacén del policlínico, incluyendo kits de prueba para detectar el virus. 
No sabemos cómo un delito de esta magnitud recibió una simple sanción laboral. Hasta donde seguimos la pista, Yaniuska González Lopez fue trasladada al municipio de Cumanayagua, para luego terminar en el Centro Psicopedagógico de Impedidos Físicos de Cienfuegos. Sin embargo, una fuente en el Departamento de Salud Pública asegura que en estos momentos ocupa el cargo de directora del Policlínico de Palmira.     
Habrán notado que en ningún momento he llamado doctora a Yaniuska González Lopez. Una persona que impide a miles de personas acceder a un fármaco o tratamiento para salvar sus vidas tiene un sólo nombre: asesina; y atendiendo la magnitud de esta tragedia que la involucra: genocida. Lo hizo premeditadamente, calculando sus pingues beneficios. Indolente por completo a la calamidad que sufría tanto el personal de salud, como los pacientes afectados. Yaniuska González Lopez traicionó el juramento hipocrático, el más sagrado de la medicina. Se traicionó a ella misma como ser humano y tiene una deuda muy grave con nuestra sociedad.
Durante los picos de la pandemia, alrededor de 12 personas fueron enterradas diariamente en el cementerio de Cruces, a veces hasta en horas de la madrugada  cuando traían los cuerpos directamente desde la ciudad de Cienfuegos. Pienso en todas las víctimas que tuvieron un chance de vivir, de respirar todavía hoy al lado de sus seres queridos, pero que una mano oportunista, sin escrúpulos y carente de humanidad se los impidió. Pienso en las miles de personas que contrajeron el virus y quedaron con secuelas que aún persisten. Sobre todo pienso cómo es posible que Yaniuska González Lopez recueste su cabeza tranquilamente sobre una almohada y duerma sin ningún pesar.


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