Se reportan asaltos de cuatreros bien organizados en varias localidades de la región central. Hace tres noches en el poblado de Potrerillo y más reciente en el municipio de Ranchuelo, en la provincia de Villa Clara. En este último algunas fuentes estiman el robo de 30 cabezas de ganado. El terror está ganando espacio en las deprimidas zonas rurales de los territorios comprendidos entre Cienfuegos y Santa Clara. Los guajiros que quedan en esas zonas ya no saben qué hacer ante el asalto de bandoleros nocturnos a caballo armados con piedras y machetes. Hace tres días por Potrerillo rodearon la casa de un campesino y su esposa, escuchó las amenazas desde el interior de su casa y no se atrevió a salir, (sabía que se jugaría la vida). Al otro día todo su ganado había desaparecido. Lo mismo está sucediendo con las cosechas de los alimentos, aunque esto lo hacen a escondidas. Todo un reto para ese cubano que se sacrifica para garantizar comida en el pueblo y la leche de los niños. La policía no acaba de dar captura a los malhechores y la preocupación reina en todos los campos colindantes. Para colmo a todos los campesinos que portaban escopetas les fue retirada y como no hay patrullas de policías recorriendo esas zonas todo queda como mesa servida al creciente número de ladrones que no pierden oportunidad. En estas condiciones, ¿quién diablos se arriesgará a producir en el campo? El estado de inseguridad aumenta, especialmente para una comunidad aislada y vulnerable frente a las circunstancias tan extremas de necesidad que padece el país.
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