Hay algo que no miente en esta foto: las expresiones de indiferencia y desprecio hacia la secretaria del partido de Cruces Diosmiley Llerena Suárez (Blusa blanca). Con el asunto del código de familia, ha ido metiendo una muela repugnante en cada aula que visita. Según las fuentes, es como si entrara alguien con mal olor. Me refiero a un mal olor de verdad; el que se recrudece debajo del brazo ya por el calor, blusa rehusada con pocas lavadas en la semana, escasa aplicación de desodorante o simplemente porque ciertos seres sobre la tierra una vez que están descompuestos por dentro, emanan a través de los poros todo su hedor. “Llegó el diablo” dijo una estudiante, y tenía razón. Pero volvamos a los rostros que no mienten y observemos la foto con detenimiento. Estudiantes: Manos tapando la mitad del rostro, miradas bajas, los labios de una boca tensa, incredulidad en los ojos mezclada con hastío. Algunos pueden decir que cualquier ser humano normal se daría cuenta de esta reacción humana y que la secretaria del partido está tan desfasada que ni cuenta se da. No, amigos míos, ella lo sabe perfectamente. Su rostro está lleno de cinismo. Ella sabe que la desprecian, pero montada en su patineta de poder, se cree estar por encima de todos.
Reciben con desprecio a la Secretaria del Partido del Municipio
Hay algo que no miente en esta foto: las expresiones de indiferencia y desprecio hacia la secretaria del partido de Cruces Diosmiley Llerena Suárez (Blusa blanca). Con el asunto del código de familia, ha ido metiendo una muela repugnante en cada aula que visita. Según las fuentes, es como si entrara alguien con mal olor. Me refiero a un mal olor de verdad; el que se recrudece debajo del brazo ya por el calor, blusa rehusada con pocas lavadas en la semana, escasa aplicación de desodorante o simplemente porque ciertos seres sobre la tierra una vez que están descompuestos por dentro, emanan a través de los poros todo su hedor. “Llegó el diablo” dijo una estudiante, y tenía razón. Pero volvamos a los rostros que no mienten y observemos la foto con detenimiento. Estudiantes: Manos tapando la mitad del rostro, miradas bajas, los labios de una boca tensa, incredulidad en los ojos mezclada con hastío. Algunos pueden decir que cualquier ser humano normal se daría cuenta de esta reacción humana y que la secretaria del partido está tan desfasada que ni cuenta se da. No, amigos míos, ella lo sabe perfectamente. Su rostro está lleno de cinismo. Ella sabe que la desprecian, pero montada en su patineta de poder, se cree estar por encima de todos.
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