Los cubanos vivimos en una ilegalidad constante para gestionar nuestra subsistencia diaria. No porque lo deseamos, sino porque nos obligan. Las prohibiciones han pasado de una generación a otra. Lo más estremecedor es que nos hemos acostumbrado a ellas. ¿Qué razón lógica puede tener un gobierno para imponer reglas absurdas a su propia gente? Un gobierno eficaz decretaría un estado de emergencia si la vida de sus ciudadanos corriera algún peligro. Activaría sistemas de alerta, buscaría soluciones humanitarias en beneficio de su población. A los dirigentes cubanos no les importa si comes, duermes o eres infeliz. Les da igual si alcanzas a llegar a un hospital ante una emergencia de salud o encuentras el medicamento que necesitas en cualquier farmacia. No les importa que un pueblo entero sucumba ante una enfermedad. Nada los conmueve, ni las vidas que se pierden en el mar intentando escapar, ni las que se quedan viviendo en el infierno isleño. La palabra “compasión” no existe para ellos. Tampoco practican la solidaridad. Ellos imponen la represión a como dé lugar. ¡Qué se jodan todos! Es el lema que profesan. Sí, que se jodan todos, menos ellos. ¿Pero quiénes son ellos? A tu alrededor circulan los más visibles: policías, dirigentes municipales, represores al servicio del régimen que hacen el trabajo sucio. Encima, el ejército cubano, y en la cúspide, el círculo más poderoso de todos. Una familia con status casi monárquico. No les importas tú por una razón: No pueden dar marcha atrás; el camino está lleno de personas fusiladas, humilladas, estafadas; esa oscura senda desborda maltratos, traiciones e injusticias. No se puede ceder el poder cuando se ha llegado tan lejos. Y por eso, porque es la única manera de preservar y preservarse en este poder, los monarcas rojos utilizan el control para mantenerse en la cima y para que tú no levantes cabeza, más aún, para que ni siquiera se te ocurra hacerlo. Por eso, repito, ellos te aterran, te merman, te deshumanizan, te convierten en un súbdito sumiso, te denigran a la categoría de esclavo.
Gobierno cubano: imposible volver atrás
Los cubanos vivimos en una ilegalidad constante para gestionar nuestra subsistencia diaria. No porque lo deseamos, sino porque nos obligan. Las prohibiciones han pasado de una generación a otra. Lo más estremecedor es que nos hemos acostumbrado a ellas. ¿Qué razón lógica puede tener un gobierno para imponer reglas absurdas a su propia gente? Un gobierno eficaz decretaría un estado de emergencia si la vida de sus ciudadanos corriera algún peligro. Activaría sistemas de alerta, buscaría soluciones humanitarias en beneficio de su población. A los dirigentes cubanos no les importa si comes, duermes o eres infeliz. Les da igual si alcanzas a llegar a un hospital ante una emergencia de salud o encuentras el medicamento que necesitas en cualquier farmacia. No les importa que un pueblo entero sucumba ante una enfermedad. Nada los conmueve, ni las vidas que se pierden en el mar intentando escapar, ni las que se quedan viviendo en el infierno isleño. La palabra “compasión” no existe para ellos. Tampoco practican la solidaridad. Ellos imponen la represión a como dé lugar. ¡Qué se jodan todos! Es el lema que profesan. Sí, que se jodan todos, menos ellos. ¿Pero quiénes son ellos? A tu alrededor circulan los más visibles: policías, dirigentes municipales, represores al servicio del régimen que hacen el trabajo sucio. Encima, el ejército cubano, y en la cúspide, el círculo más poderoso de todos. Una familia con status casi monárquico. No les importas tú por una razón: No pueden dar marcha atrás; el camino está lleno de personas fusiladas, humilladas, estafadas; esa oscura senda desborda maltratos, traiciones e injusticias. No se puede ceder el poder cuando se ha llegado tan lejos. Y por eso, porque es la única manera de preservar y preservarse en este poder, los monarcas rojos utilizan el control para mantenerse en la cima y para que tú no levantes cabeza, más aún, para que ni siquiera se te ocurra hacerlo. Por eso, repito, ellos te aterran, te merman, te deshumanizan, te convierten en un súbdito sumiso, te denigran a la categoría de esclavo.
Es la menta le pero la.realidad k se vive día a dia
ResponderEliminarASI como ESTA escrito .la Pura verdad
ResponderEliminarMuy cierto todo, es triste, porque tanto odio hacia su pueblo. Los gobiernos son responsables del bienestar social de todos los ciudadanos.
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