Algunas de las cosas que se oye decir en la calle: “Que otros hagan patria. A Cuba no la arregla nadie. Cada quien hala pa su lado. No estamos unidos. Esto jamás va a cambiar. Los cubanos nos lo merecemos.” ¿Qué se puede esperar de un país, cuyos habitantes fuimos despojados de la confianza en sí mismos por tantos años; obligados a renunciar a la fe o libre determinación; empujados a pelearnos los unos a los otros por un pedazo de jabón; convertidos en propiedad de un estado totalitario? Seres carentes de esperanza, llenos de dudas, desconfianza. Pero iré mucho más lejos, porque no hay nada que pueda hacernos más fuerte sobre esta tierra que enfrentar esa imagen en el espejo, aunque el reflejo nos espante: Servilismo, falta de voluntad, falta de ilusión, odio, rabia sin una justificación definida, baja autoestima. Damos la violencia física o verbal como algo natural. Estrechez de miras como resultado de una formación precaria; deterioro del sentido moral. Simulación e indiferencia. La destrucción no ha sucedido solamente en esas calles, casas y edificios que vemos en todo el país. Llevamos con nosotros un destrozo interior provocado por el régimen para subyugarnos, dividirnos y quitarnos la capacidad de acción. Sin embargo, por encima de toda esta ruina que arrastramos, algo poderoso nos levanta. Ha estado con nosotros desde el principio y nadie nos lo puede arrebatar. Es una unión fuerte, viva. No hay modo de abandonarla. Empieza con el olor de un campo, el perfume del mar, las memorias de tu gente, un retrato de tu casa, el hilo indisoluble de la familia. Viaja contigo y te acompaña, porque se traduce en música, jaranas, noches de barrio, personas que se fueron y otros que aún están. Recuerdos, vivencias, sucesos de tu vida que nadie puede arrancarte. Y ese eco tan fuerte es una isla, NUESTRA isla. Cuba no es un territorio cualquiera, ni tierra en medio del mar. Cuba somos nosotros. Es ella alma de cada cuerpo. Nos une a todos en su inmenso cielo, y es Cuba luz, al mismo tiempo que oscuridad, porque vivimos deseando ser felices en ella. Esperamos un cambio milagroso que caiga del cielo sin pensar que el cambio está en nosotros. Cambias tú, y Cuba cambiará. Digan lo que digan, estamos de acuerdo en que tu alegría es mi felicidad. Una futura Cuba feliz, nos une a todos por igual.
Cuba nos une a todos en su inmenso cielo
Algunas de las cosas que se oye decir en la calle: “Que otros hagan patria. A Cuba no la arregla nadie. Cada quien hala pa su lado. No estamos unidos. Esto jamás va a cambiar. Los cubanos nos lo merecemos.” ¿Qué se puede esperar de un país, cuyos habitantes fuimos despojados de la confianza en sí mismos por tantos años; obligados a renunciar a la fe o libre determinación; empujados a pelearnos los unos a los otros por un pedazo de jabón; convertidos en propiedad de un estado totalitario? Seres carentes de esperanza, llenos de dudas, desconfianza. Pero iré mucho más lejos, porque no hay nada que pueda hacernos más fuerte sobre esta tierra que enfrentar esa imagen en el espejo, aunque el reflejo nos espante: Servilismo, falta de voluntad, falta de ilusión, odio, rabia sin una justificación definida, baja autoestima. Damos la violencia física o verbal como algo natural. Estrechez de miras como resultado de una formación precaria; deterioro del sentido moral. Simulación e indiferencia. La destrucción no ha sucedido solamente en esas calles, casas y edificios que vemos en todo el país. Llevamos con nosotros un destrozo interior provocado por el régimen para subyugarnos, dividirnos y quitarnos la capacidad de acción. Sin embargo, por encima de toda esta ruina que arrastramos, algo poderoso nos levanta. Ha estado con nosotros desde el principio y nadie nos lo puede arrebatar. Es una unión fuerte, viva. No hay modo de abandonarla. Empieza con el olor de un campo, el perfume del mar, las memorias de tu gente, un retrato de tu casa, el hilo indisoluble de la familia. Viaja contigo y te acompaña, porque se traduce en música, jaranas, noches de barrio, personas que se fueron y otros que aún están. Recuerdos, vivencias, sucesos de tu vida que nadie puede arrancarte. Y ese eco tan fuerte es una isla, NUESTRA isla. Cuba no es un territorio cualquiera, ni tierra en medio del mar. Cuba somos nosotros. Es ella alma de cada cuerpo. Nos une a todos en su inmenso cielo, y es Cuba luz, al mismo tiempo que oscuridad, porque vivimos deseando ser felices en ella. Esperamos un cambio milagroso que caiga del cielo sin pensar que el cambio está en nosotros. Cambias tú, y Cuba cambiará. Digan lo que digan, estamos de acuerdo en que tu alegría es mi felicidad. Una futura Cuba feliz, nos une a todos por igual.
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