Esta la mañana del jueves 27 de octubre se acordó iniciar los Festejos Populares del pueblo de Cruces, después de tantas semanas suspendiéndose por la intolerable inestabilidad energética, pero lo que realmente llamó la atención no fueron precisamente los carruseles, castillos inflables y otros atractivos para los niños como es costumbre en el prado; sino la multitudinaria congregación de personas (sobre todo de la tercera edad) frente a la farmacia piloto de la localidad. La mayoría habían pasado la noche allí marcando cola, porque los pocos medicamentos que llegan los traen una vez por semana rotándolos por los consultorios médicos de la localidad y así evitan que este caos de personas desesperadas sea peor. Coleros consagrados y personas enfermas están obligados a coincidir en esta especie de ruleta rusa donde muchas veces el primero se puede llevar el único paquete de Enalapril, por poner un ejemplo. Cruces es uno de los municipios con mayor índice de población envejecida del país y esos pobres ancianos no pueden descansar en sus casas porque tienen que madrugar para ver si pueden alcanzar el medicamento que necesitan, puesto que sus hijos y nietos tienen que estar luchando el día a día con unos salarios que no alcanzan para nada y tienen que inventar maravillas. No todos tienen al pariente en el extranjero que le envía las pastillas y muchas veces los pagan a sobreprecio a un colero abusador y sin escrúpulos. La estrategia aquí es que suenen los bafles bien alto en la tarima, para que no se escuche el lamento de esta triste realidad.
¿FIESTAS POPULARES?
Esta la mañana del jueves 27 de octubre se acordó iniciar los Festejos Populares del pueblo de Cruces, después de tantas semanas suspendiéndose por la intolerable inestabilidad energética, pero lo que realmente llamó la atención no fueron precisamente los carruseles, castillos inflables y otros atractivos para los niños como es costumbre en el prado; sino la multitudinaria congregación de personas (sobre todo de la tercera edad) frente a la farmacia piloto de la localidad. La mayoría habían pasado la noche allí marcando cola, porque los pocos medicamentos que llegan los traen una vez por semana rotándolos por los consultorios médicos de la localidad y así evitan que este caos de personas desesperadas sea peor. Coleros consagrados y personas enfermas están obligados a coincidir en esta especie de ruleta rusa donde muchas veces el primero se puede llevar el único paquete de Enalapril, por poner un ejemplo. Cruces es uno de los municipios con mayor índice de población envejecida del país y esos pobres ancianos no pueden descansar en sus casas porque tienen que madrugar para ver si pueden alcanzar el medicamento que necesitan, puesto que sus hijos y nietos tienen que estar luchando el día a día con unos salarios que no alcanzan para nada y tienen que inventar maravillas. No todos tienen al pariente en el extranjero que le envía las pastillas y muchas veces los pagan a sobreprecio a un colero abusador y sin escrúpulos. La estrategia aquí es que suenen los bafles bien alto en la tarima, para que no se escuche el lamento de esta triste realidad.
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